Tener un pensamiento libre, genuino y responsable siempre ha sido una preocupación de quienes buscan ejercer la autoridad en cualquier aspecto, especialmente, a nivel poblacional. Es decir se pretende que todos sigamos una misma línea de pensamiento y acción según se nos diga o sutilmente se nos imponga. Para ello, siempre se nos ha ofrecido una enseñanza escolar chata, obsoleta, mediocre para que no alcancemos justamente un punto de excelencia en el conocimiento que redunde en el crecimiento personal. A su vez, la religión católica (aunque todas en general) ha sido siempre una institución manipuladora. El sistema controlador, ese que nunca se da a conocer o que pareciera que es invisible, se ha encargado a través de los siglos de estigmatizar a esas personas con un pensamiento crítico o diferente con el mote de loco, chiflado, “extraterrestre” y también, en estos tiempos, como conspiranoico. Subliminalmente se nos da a entender que éstas son personas que buscan confundirnos o que in...