Cuando alguien se propone ayudar a los demás debe saber
que tiene que hacerlo con un profundo sentido humanitario y elevados
propósitos. Por lo tanto, no debe pretender alcanzar réditos personales o tener
intereses poco claros. Tampoco se debe presionar a nadie para que coopere o
haga una contribución. La solidaridad siempre debe ser un acto genuino, nacido
desde los sentimientos más auténticos, como lo son el amor, el altruismo, la
compasión.
Una de las mejores maneras de ayudar es haciéndolo desde
un grupo y eso significa que me debo integrar a otros, y a partir de ahí
aprender a conocerlos, a escuchar, a exponer lo que pienso, lo que siento, sin
ofender a nadie. Significa también que debo saber proponer, ceder y elegir por
una idea o solución, pero siempre desde un ámbito de respeto y sano acuerdo. Es
necesario que siempre esté presente la unión y la independencia, con la única
misión de ayudar al prójimo ante la adversidad. Sólo así un grupo perdura en el
tiempo y se hace fuerte.
Lo mejor que alguien puede dar solidariamente a los demás
es su tiempo y voluntad. Y la compensación es de tipo espiritual; es por eso
que se suele relacionar a la acción solidaria con las religiones. Más allá de
eso, sin importar cuál sea nuestra ideología, rol o función que tengamos en una
comunidad, todos podemos brindar nuestra generosidad de manera abierta y
desinteresada.
Tenemos que tener la convicción y necesidad de asistir a
esa persona que padece la carencia. Debemos sentirnos conmovidos y movilizados
para brindarle colaboración, alivio y contención, que suavicen su realidad.
Debemos sentir su necesidad y angustia como propias. De igual manera, la idea no es solucionar
por completo los problemas de esa persona carente. Nuestra intención debe ser
la de motivar, dar esperanza y confianza para que pueda salir adelante por sus
propios medios. Todos nacemos con esa capacidad, pero muchas veces es necesario
que alguien nos muestre el camino para hacerlo.
Cuando me propongo ayudar a los demás debo dar lo mejor
de mí y bregar cada día para limar las miserias internas. Sólo un corazón puro,
alegre y amoroso puede brindar una ayuda auténtica.
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