Algunas veces un
rumor no se origina por mala intención sino por un mal entendido. Cuando sucede
un hecho que nos conmociona creamos nuestra propia hipótesis del origen,
desarrollo y consecuencia. Luego cuando alguien nos cuenta algún dato sobre lo
sucedido, la mente, inconscientemente, tiende a manipular la nueva información
para ajustarla a lo que queremos seguir pensando.
Algo parecido
ocurre cuando tenemos un prejuicio. Por más que sepamos o alguien nos haya
confirmado lo contrario a lo que pensamos de una persona o asunto, algún aspecto
“rebelde” de la mente se resiste a aceptar la realidad.
Comentarios
Publicar un comentario