Entre los años 1997 y 2015, aproximadamente, vecinos de la zona del Cuarto Cartel nos reuníamos a diario en casas de familia para compartir algo más que jugar al popular entretenimiento de cartas. La jornada comenzaba a la siesta y culminaba, generalmente, en la misma tarde. También, en otras ocasiones, empezaba por la noche y continuaba por la madrugada. Fue una época inolvidable. Personas de distintas generaciones, en su mayoría mujeres, se daban cita para darle rienda suelta al divertimento, pero también se charlaba del quehacer diario, de las penas, alegrías y temas en general. Se jugaba con dos mazos de cartas, con sus populares “monitos” (comodines), que todos queríamos ligar. Causaba una alegre y aliviadora sorpresa “robarlo” porque ayudaba mucho a crear juegos o a “cortar” inmediatamente. Y, se jugaba por dinero, claro, uno de los atractivos innegables. Durante mucho tiempo se apostaba 1 peso, la "entrada”, y 50 centavos, el “gancho”, que eran indefinidos ha...