Si creemos que le agradamos
a todos, quiere decir que nos hemos esforzado para que eso suceda, dejando de
lado lo que realmente hemos deseado decir o hacer. Eso indica que nuestro ser
está atrapado en la profundidad de nuestra psiquis, en una celda con barrotes, que uno a uno nos ha ido imponiendo la cultura desde la infancia. Y, seguramente, nos paraliza el temor de
perder la aceptación de los demás; buscamos la aprobación permanentemente; vivimos pendiente
de lo que la gente piensa o considera de nosotros.
Ser uno mismo no es actuar sin miramientos, sin medir las consecuencias. No quiere decir que podamos hacer abuso de las atribuciones que se nos han encomendado. No significa que procedamos de manera arbitraria cuando ello involucra a terceros. Tampoco se trata de buscar que los demás nos detesten o discriminen.
Ser uno mismo no es actuar sin miramientos, sin medir las consecuencias. No quiere decir que podamos hacer abuso de las atribuciones que se nos han encomendado. No significa que procedamos de manera arbitraria cuando ello involucra a terceros. Tampoco se trata de buscar que los demás nos detesten o discriminen.
Entonces, ¿cuál es
la forma adecuada de ser o comportarse? Considero que ser uno mismo es un
camino largo, que realizamos a través del tiempo, de la vida, donde vamos descubriendo principalmente nuestras debilidades, limitaciones, imperfecciones, con el deber de revertir esa situación. A la
vez, vamos potenciando las virtudes que conocíamos y las que luego vamos descubriendo.
La libertad, la conciencia y la responsabilidad son cualidades fundamentales que debemos alcanzar para vivir en sintonía con nuestro verdadero ser. También es oportuno decir que para ser uno mismo se requieren otras dos condiciones: tener una gran valentía y combatir el sinfín de prejuicios que todos tenemos. Luego, es necesario realizar una tarea diaria de observación de nuestro comportamiento para corregir las actitudes o manías que conservamos de la antigua forma de ser y, de esta manera, lógicamente, mantendremos el estado de esencia.
La libertad, la conciencia y la responsabilidad son cualidades fundamentales que debemos alcanzar para vivir en sintonía con nuestro verdadero ser. También es oportuno decir que para ser uno mismo se requieren otras dos condiciones: tener una gran valentía y combatir el sinfín de prejuicios que todos tenemos. Luego, es necesario realizar una tarea diaria de observación de nuestro comportamiento para corregir las actitudes o manías que conservamos de la antigua forma de ser y, de esta manera, lógicamente, mantendremos el estado de esencia.
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