La gente cree que el objetivo principal en la vida es tener mucho dinero porque de esa manera será más feliz. Y en esa competencia por ver quién posee más riquezas las personas se deshumanizan. El dinero es una pequeña parte de lo que puede ser la gran felicidad. Está bien ser rico, pero no debe ser nunca la meta principal. La felicidad es espiritual por lo tanto el camino hacia ella es infinito. La verdadera riqueza es tener cuando necesitás algo. La verdadera riqueza es cuando lográs vencer tus miedos, te aceptás, aprendés a expresar tus emociones, tus ideas, tus opiniones con libertad, sin ofender ni menospreciar a nadie. La verdadera riqueza es lograr la armonía con las personas, con todas las personas. La verdadera riqueza es aprender del error y no parar nunca de crecer. La verdadera riqueza es amar. La verdadera riqueza es darlo todo.